En esta ciudad amazónica, donde transcurre la semana decisiva de negociaciones, el debate sobre género empezó a ocupar un lugar estratégico dentro de las conversaciones oficiales.
A diferencia de cumbres anteriores, en las cuales el tema quedaba relegado a eventos paralelos, esta vez la presidencia brasileña integró la discusión en el programa principal. Y lo hizo con un mensaje contundente: sin perspectiva de género, no hay política climática efectiva.
El punto de inflexión llegó con la presentación del proyecto «Voces de los Biomas», un recorrido documental que captó experiencias de mujeres en todos los paisajes brasileños, desde la Amazonia hasta el Pantanal.
Creada por las tres enviadas especiales de la COP30 —Janja Lula da Silva, Denise Dora y Jurema Werneck—, la iniciativa mostró cómo comunidades enteras dependen del trabajo persistente de agricultoras, líderes tradicionales, investigadoras, gestoras públicas y emprendedoras que operan en la primera línea de las emergencias.
Los testimonios recogidos revelan un patrón: allí donde el fuego, la sequía o las inundaciones arrasan con bienes y proyectos de vida, son las mujeres quienes impulsan mecanismos locales de protección, cuidado y reconstrucción. El debate se profundizó cuando Dora relató cómo las inundaciones que azotaron Rio Grande do Sul dejaron al descubierto vulnerabilidades específicas: mujeres que al perder sus casas quedaron expuestas a violencia sexual, discriminación en el acceso a alimentos y dificultades para encontrar espacios seguros en los albergues.
Para la enviada especial, estas vivencias deben incorporarse de forma inmediata a las decisiones multilaterales.
En una intervención muy comentada, la ministra de Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, subrayó que la cooperación entre mujeres —ancestral en muchos territorios— es un activo subestimado del que la sociedad global podría aprender.
Otro eje decisivo del día surgió en la mesa de negociación del Plan de Acción de Género, un documento que actualiza compromisos asumidos hace una década bajo el Programa de Trabajo Reforzado de Lima.
La diplomática Vanessa Dolce explicó que Suecia y Chile actúan como facilitadores de una negociación compleja, en la cual varios países buscan que la perspectiva de género se convierta en principio transversal y no en capítulo aislado dentro del proceso climático.
El cierre del debate dejó un mensaje político directo: la primera dama Janja Lula da Silva llamó a convertir esta agenda en un compromiso vinculante de la COP30, no en una consigna simbólica.
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