Durante una cena de trabajo con empresas sudafricanas con operaciones en el continente, el Canciller afirmó que la actual coyuntura, previa a la Cumbre de Líderes del G20 a comenzar el venidero día 23, demanda una estrategia diplomática renovada y decidida.

“Nuestro gobierno está ajustando una estrategia de diplomacia económica que se basa en supuestos y aspiraciones clave. En un mundo definido por la competencia, esta diplomacia ya no es opcional. Es indispensable para garantizar la resiliencia a largo plazo de Sudáfrica y abordar nuestros desafíos domésticos”, subrayó Lamola.

El Ministro reveló asimismo que el presidente Cyril Ramaphosa instruyó ese diálogo tras el anuncio del Portal Global de la Unión Europea, lo que evidencia la importancia estratégica de respaldar la expansión de las compañías nacionales en los mercados africanos.

La estrategia emergente, explicó, se fundamenta en el principio rector de que “África es nuestro hogar; África es nuestro destino”, concepción que ha guiado la política exterior de la nación durante tres décadas.

“Esta estrategia da expresión práctica a esa orientación. El destino de nuestro continente requiere que los africanos, incluidos nosotros, actuemos juntos para defender nuestros intereses y transformar el orden global”, recalcó.

Entre los objetivos delineados figuran la atracción de inversiones, la estimulación del crecimiento y el fortalecimiento de las cadenas de valor regionales, especialmente en minerales críticos y manufactura. Estas metas se alinean con el Plan de Desarrollo de Mediano Plazo 2024-2029.

En ese contexto, Lamola destacó el potencial económico africano: una población joven, abundantes recursos minerales cruciales para la transición energética mundial y un mercado en crecimiento que podría alcanzar los 3,4 billones de dólares con la plena implementación del Área de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA).

No obstante, alertó sobre los obstáculos persistentes. Solo el 16 por ciento del comercio africano es intracontinental, cifra que llega al 21 en la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC). En consecuencia, abogó por alcanzar una integración comercial del 50 por ciento en la SADC para impulsar significativamente el intercambio regional.

El Canciller presentó tres “provocaciones” o ejes de acción, comparándolos con una olla erigida sobre tres patas que sostiene las perspectivas económicas futuras del continente.

La primera, dijo, es la necesidad de profundizar la inversión regional de manera recíproca. Al respecto, reconoció el papel catalizador de las empresas sudafricanas, pero advirtió que las ganancias se ven socavadas por incertidumbre política, regulaciones inconsistentes, controles cambiarios estrictos y trato ocasionalmente injusto, lo que debilita las cadenas de valor.

Para contrarrestarlo, anunció la creación del Comité para la Coordinación de la Diplomacia Económica (COMED), una plataforma que une al Gobierno y al sector privado. Además, se desarrolla un marco de facilitación de inversiones que ofrecerá orientación regulatoria y herramientas de mitigación de riesgos, anclado en la Ley de Protección de Inversiones.

La segunda “pata” aborda el escepticismo público interno hacia la integración regional. Lamola insistió en que el Gobierno debe demostrar de manera tangible que la cooperación regional y el comercio intraafricano generan beneficios económicos significativos para los ciudadanos de a pie.

El tercer eje insta a los líderes empresariales a adoptar una visión de largo plazo y resistir la tentación de las ganancias inmediatas. Sostuvo que las utilidades sostenibles y los retornos sociales más amplios no son excluyentes.

“Ustedes podrían argumentar que a esa caldera de tres patas le falta un elemento vital: el fuego para mantenerla hirviendo. Tienen razón, y somos nosotros en esta sala quienes debemos encenderlo”, concluyó el Canciller.

mem/mv