En un reporte presentado durante el VII Foro de Agroecología Circular, que sesiona en esta capital, esa agrupación ambientalista indicó que la agricultura italiana se ve lastrada por un modelo de gestión intensivo e insostenible, así como por sequías, inundaciones y otros desastres naturales
Debido a la crisis climática se aprecia una pérdida de productividad que está transformando el paisaje agrícola italiano, y varios cultivos típicos mediterráneos ya sufren estrés térmico, desplazando sus zonas de siembra hacia el norte y a mayores altitudes.
Se aprecian además retrasos en la implementación de la Política Agrícola Común de la Unión Europea (PAC), lo cual pesa mucho a nivel nacional, así como en la asignación de recursos para implementar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (Pnacc) y el Plan Nacional de Acción (PAN) sobre el uso de productos fitosanitarios.
Debido a estas afectaciones, las pequeñas y medianas explotaciones agrícolas están sufriendo, y en los últimos 38 años, dos de cada tres explotaciones desaparecieron, mientras que el tamaño medio de las mismas se duplicó, lo que propició una fuerte concentración de las tierras.
El 80,0 por ciento de los recursos de la PAC se destina a solo una quinta parte de las explotaciones, mientras que de cada 100 euros gastados por los consumidores, solo 1,5 euros llegan al agricultor.
En tal sentido, Legambiente propuso en su informe medidas para enfrentar esta compleja situación, entre las que se incluye una mayor asignación de recursos para la implementación del Pnacc en la agricultura, así como la aprobación de una ley nacional para frenar el consumo de tierras.
Se considera necesario además un plan estructural de apoyo a las empresas agropecuarias en zonas del interior y montañosas, así como disposiciones para impulsar la instalación de sistemas agro voltaicos y de biometano de alta calidad, además de la aprobación de una ley sobre la mafias agrícolas y la piratería en ese sector, entre otras acciones.
Angelo Gentili, director nacional de agricultura de Legambiente, expresó al respecto que “o bien se elige con valentía el camino de la agroecología, o seguirá un modelo intensivo que en las últimas décadas provocó el empobrecimiento de la tierra, el desplome de los ingresos agrícolas y una creciente vulnerabilidad ante la crisis climática”.
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