Las piezas fueron extraídas a bordo de buques de la Armada, según destacó en una comunicación el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
Según trascendió, la primera fase del proyecto permitió realizar un estudio no intrusivo del contexto arqueológico, lo cual permitió confirmar que el sitio se mantiene sin alteraciones antrópicas y estableció además la distribución de objetos y vestigios estructurales en el fondo marino. Sobre el análisis ya realizado, se procedió entonces a la recolección directa de piezas representativas que permiten profundizar en el conocimiento del naufragio.
Los materiales recuperados incluyen un cañón, una taza de porcelana, tres macuquinas (tipo de moneda de oro o plata acuñada toscamente a martillo), monedas coloniales, dos fragmentos adicionales de porcelana y restos de sedimento asociados.
Su selección, acotó la comunicación ministerial, se realizó bajo criterios científicos y técnicos que garantizaron su pertinencia para los análisis y su viabilidad de extracción mediante robótica submarina.
Tras su recuperación, los objetos ingresaron al proceso de conservación especializado del laboratorio de Patrimonio Cultural Sumergido del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe, dotado por el Estado y administrado por la Dirección General Marítima, detalló la información.
Allí se realizarán estudios arqueológicos y arqueométricos que permitirán determinar origen, cronología, composición y tecnologías de producción.
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