La Policía Nacional Civil (PNC) informó, mediante su perfil en la red social X, que su División de Protección a la Naturaleza tiene como objetivo prevenir el traslado o tráfico y venta ilegal de la planta y otras protegidas o en riesgo.
En Salcajá, departamento de Quetzaltenango, arrancaron los operativos móviles en rutas y puntos estratégicos para garantizar que los árboles cuenten con el marchamo (sello de seguridad) que certifique su procedencia legal.
La PNC instó antes a la población a comprar pinabete o ramilletes con su respectivo aval emitido por el Instituto Nacional de Bosques y el Consejo Nacional de Áreas Protegidas.
El suroccidental Quetzaltenango resalta como el mayor productor de la planta y, de acuerdo con cifras oficiales, el año pasado colocó más de 10 mil marchamos.
Este territorio centroamericano posee solo alrededor de 27 mil hectáreas del arbolito, ubicadas además en los fríos bosques de las áreas más altas de Chimaltenango, Sololá, Totonicapán, San Marcos y Huehuetenango.
Estos ven interrumpidos su ciclo de floración cuando traficantes cortan sus ramillas y hacen cualquier cosa por comercializarlos de manera ilegal.
Este árbol es vital para los ecosistemas de altura, pero su explotación no regulada pone en riesgo su sostenibilidad, advitieron especialistas.
El pinabete (Abies guatemalensis) –también conocido como oyamel, abeto de Guatemala, pashaque o romerillo– es un árbol o conífera perteneciente a la familia Pinaceae.
Natural de Centroamérica, se encuentra asimismo en el sur de México, norte de Honduras y en el sur de El Salvador, y puede alcanzar una altura de 50 metros y un diámetro de un metro.
Produce semillas cada dos años y el porcentaje de germinación es de 10 a 20 por ciento.
Las familias chapinas tienen arraigada la costumbre de unirse en esta época para festejar y convivir con un ambiente emotivo y de alegría, en el cual pocas veces falta su símbolo adornado de luces y colores.
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