El líder del PT en la Cámara de Diputados, Lindbergh Farias, escribió en la red social X que tal orden del juez Alexandre de Moraes, de la Corte Suprema, se dictó «porque, incluso bajo arresto domiciliario, Bolsonaro seguía actuando políticamente para generar tensión y presionar a las instituciones».
Certificó que la vigilia convocada por su hijo Flávio Bolsonaro, que transformó el proceso penal en un acto político, influyó directamente en la determinación del magistrado.
La movilización buscó crear un clima de intimidación hacia el Supremo Tribunal Federal (STF) y la PF, «reforzando el riesgo de desestabilización institucional e interferencia en el proceso», rasgueó Farias.
Alertó que la concentración pretendía evitar la prisión definitiva, incluso con armas de fuego, además de indicar una posible intención de fuga.
La detención preventiva cumple una orden emitida por el STF y demuestra que, ante un riesgo concreto para el orden público y la manipulación política del proceso, la ley se aplica a todos, incluido el expresidente, subrayó el congresista.
Para Farias, se acerca la sentencia definitiva contra el exgobernante, pues se «allana el camino para el inicio de la condena». Calificó de gran día la detención de Bolsonaro.
El STF indica que Bolsonaro fue arrestado preventivamente porque intentó romper la tobillera electrónica que fiscalizaba sus movimientos para fugarse durante una manifestación convocada frente a su casa por uno de sus hijos.
Según la orden de prisión, las autoridades detectaron una «violación del equipamiento de monitoreo electrónico» que llevaba el excapitán del Ejército a las 00:08, hora local, de este sábado.
«La información confirma la intención del condenado de romper la tobillera electrónica para asegurar el éxito de su fuga, facilitada por la confusión causada por la manifestación convocada por su hijo», dice el fallo de De Moraes, ponente del caso.
El ministro resulta figura esencial en los escudriñamientos judiciales sobre los episodios golpistas perpetrados el 8 enero de 2023, siete días después de la asunción al poder del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Marcada en negro en la historia nacional, en esa fecha adeptos radicales de Bolsonaro invadieron y saquearon las sedes del Congreso Nacional, el Supremo y el Palacio Presidencial, en Brasilia, con la finalidad de revertir los resultados de las justas comiciales de 2022, que consagraron a Lula como vencedor.
jcm/ocs





