La detención de Bolsonaro se cumplió en horas tempranas de este sábado, a petición de la Policía Federal (PF), y resultó en el traslado del exmandatario a la superintendencia de la fuerza del orden público en esta capital.
Se espera que el exjefe de Estado permanezca en una llamada Sala de Estado, un espacio reservado para altas autoridades, como expresidentes.´
Estructuras similares fueron utilizadas anteriormente por Luiz Inácio Lula da Silva y Michel Temer.
Según un documento del Supremo, amplificado por varios medios, la decisión de De Moraes emergió en medio de la evaluación de que Bolsonaro había violado el uso de la tobillera electrónica y presentaba un «alto riesgo de fuga».
También el magistrado señaló que la convocatoria a una vigilia organizada por su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, cerca del condominio donde el exgobernante se encontraba bajo arresto domiciliario, aumentó el riesgo de aglomeraciones y conflictos, poniendo en peligro a los participantes y a los agentes.
La PF interpretó el acto como un posible factor de desorden y un posible intento de movilizar a simpatizantes para interferir en la supervisión de las medidas cautelares impuestas a Bolsonaro.
El staff jurídico del excapitán declaró, mediante una nota, que aún no ha tenido acceso completo a la solicitud de la PF enviada a De Moraes.
Comunicó que busca información sobre los fundamentos legales de la prisión preventiva.
El análisis de la primera sala del Supremo Tribunal Federal, previsto para el lunes, será decisivo para confirmar o no la determinación individual de De Moraes.
Hasta entonces, Bolsonaro permanece detenido en la sede de la PF.
El político ultraderechista fue condenado el 11 de septiembre por el primer panel de la corte superior a 27 años y tres meses de cárcel por tentativa golpista tras las elecciones generales de 2022.
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