Los reclamos de justicia y de una respuesta firme frente a las drogas y sus mercaderes retumbaron desde París y Lyon hasta Rennes, Montpelier y Toulouse, en un contexto en el que el flagelo está en la palestra, sobre todo por el caso de Kessaci, ultimado por dos individuos en una moto, crimen atribuido al intento de silenciar su voz.

Políticos participantes en las movilizaciones se sumaron al llamado a no permitir que los narcotraficantes impongan su ley.

La madre de Kessaci, Ouassila Benhamdi, denunció que Mehdi es el segundo de sus hijos arrancado por los narcos, frente a quienes pidió justicia y paz.

Insto al Gobierno a tomar medidas contra todo esto que sucede, subrayó en Marsella, donde se dieron cita más de seis mil personas, según la Prefectura.

Por su parte, el alcalde de la ciudad, Benoit Payan, afirmó que los marselleses no cederán y siguen en pie frente “a la violencia de la mafia”.

Esta semana el presidente Emmanuel Macron reunió en el Elíseo a varios ministros para abordar la situación en Marsella y la materialización de la nueva ley de lucha antidrogas adoptada en abril por el Parlamento, norma que incluye la activación en enero de un Fiscal especializado en perseguir al crimen organizado.

El texto también contiene el endurecimiento del régimen carcelario de grandes capos, en aras de evitar que sigan delinquiendo tras las rejas, y la reducción de penas para los “arrepentidos”, condenados que decidan colaborar con la justicia para esclarecer hechos, propuesta tomada de la experiencia italiana en el combate antimafia.

En las encuestas, las cuestiones de seguridad destacan como las principales preocupaciones de la ciudadanía, entre ellas la relacionada con el impacto del narcotráfico en barrios y comunas.

rc/wmr