En acto realizado en esa demarcación, a 224 kilómetros de esta capital, el mandatario calificó a las autoridades indígenas de institución fuerte, legítima, capaz de representar genuinamente y de coordinar a todas sus comunidades.

El jefe de Estado descartó que el mecanismo suscrito sea una improvisación, “es el resultado de un proceso de participación” para abordar temas que afectan la vida de los pueblos ancestrales como la educación, la salud, entre otros.

En ese espacio periódico en el Palacio Nacional de la Cultura, sede del Gobierno, la comunidad man de Quetzaltenango mantuvo una intervención muy activa y constructiva que dio lugar a estos compromisos, describió el político de 67 años.

Negó que la agenda sea un papel que se va a quedar muerto, “es un compromiso de trabajo conjunto por el desarrollo y el bienestar”, acotó el abanderado del partido Movimiento Semilla.

Arévalo se comprometió a promover programas dirigidos a fortalecer los derechos a la salud, educación, agricultura, infraestructura, así como la participación ciudadana y la coordinación interinstitucional.

Calificó la actividad de importante “porque sabemos que solo trabajando juntos y aprendiendo unos de otros podremos construir un futuro mejor para los cuatro pueblos de este país (mayas, xhincas, garífunas y ladinos).

Propuso continuar trabajando de la mano para defender la democracia y garantizar que cada quetzal destinado al desarrollo de los pueblos indígenas sea utilizado de forma honesta en beneficio de la comunidad.

El presidente alertó que aún tienen muchos retos por delante, adversarios muy poderosos y también detrás la carga de 500 años de racismo y de exclusión, que no va a ser posible transformar por completo en cuatro años.

El mandatario manifestó finalmente su convencimiento de que la fuerza está en la unidad y que solo así podrán defender el camino recorrido y trazar la ruta hacia la no discriminación y el bienestar.

rc/znc