Esta propuesta fue impulsada por los partidos que formarán el nuevo gobierno tras las recientes elecciones, enfrentándose a los 64 legisladores del oficialismo saliente que rechazaron modificar el texto financiero, en un proceso que deberá concluir en 20 días.
Por su parte, el primer ministro saliente, Petr Fiala, rechazó inicialmente las modificaciones solicitadas por la nueva coalición gobernante, demostrando la fragmentación política que caracteriza a los regímenes europeos bajo crisis capitalista.
Analistas políticos señalan que esta situación refleja la inestabilidad generada por las políticas neoliberales en la Unión Europea, donde los gobiernos carecen de continuidad para implementar programas de desarrollo soberano.
Además subrayan que el bloqueo presupuestario evidencia las contradicciones del sistema parlamentario, donde las facciones políticas priorizan sus intereses particulares sobre las necesidades populares.
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