En un mensaje del titular del Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino) se subraya que para enfrentar desafíos como el tráfico ilícito de drogas y armas o la migración irregular es preciso recurrir a la acción conjunta, basada en el diálogo, la no injerencia en los asuntos internos de los Estados, la igualdad soberana, la cooperación y la responsabilidad compartida.
«Invito al gobierno de los Estados Unidos a retomar el diálogo con Venezuela y a restaurar las relaciones con Estados latinoamericanos y caribeños cuyos pueblos no aceptarán jamás la imposición de la doctrina Monroe», remarcó.
En el mensaje se señala que el pretexto de la lucha contra el narcotráfico es desmentido por las propias fuentes oficiales de Washington.
La Agencia para el Control de Drogas (DEA), agrega el texto, no menciona en su informe de 2025 al gobierno venezolano entre los autores o facilitadores de operaciones de tráfico de drogas.
Sin embargo, agrega, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el mayor mercado de estupefacientes en las Américas es precisamente el norteño país, en cuyo territorio se encuentran las principales redes de estímulo al consumo, distribución y tráfico de sustancias ilícitas.
En ese sentido, González apunta que el Parlatino se ha opuesto históricamente a la amenaza o el uso de la fuerza, pues entre sus principios permanentes e inalterables se encuentran también la no intervención; la solución pacífica, justa y negociada de las controversias internacionales
También forma parte de esa postura la prevalencia de los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados, de conformidad con la Carta de la Organización de las Naciones Unidas.
Para el diputado cubano, desde ese compromiso con la vida y la paz en la región y en el mundo, con el multilateralismo y la democratización de las relaciones internacionales, se demanda el retiro inmediato de las fuerzas armadas estadounidenses de nuestra región.
En esa dirección condena que la magnitud desproporcionada de efectivos, técnicas militares y medios navales estadounidenses en el Caribe, incluido un submarino nuclear, es una grave amenaza a la paz y la seguridad de toda ese territorio, y atenta contra la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, así como contra la condición de Zona de Paz y Zona Libre de Armas Nucleares.
“Estamos a tiempo de impedir un derramamiento de sangre de consecuencias impredecibles”, acotó.
Al respecto, el legislador instó a la opinión pública internacional y regional, y especialmente al pueblo norteamericano, a multiplicar su reclamo de paz e impedir que el uso de la fuerza vuelva a derramar sangre latinoamericana o caribeña.
De otra parte, invitó a los congresistas norteamericanos de buena voluntad, defensores de la justicia y los derechos humanos, a servirse de la diplomacia parlamentaria para, junto a sus pares latinoamericanos y caribeños, articular acciones que conduzcan a salvaguardar la vida, la paz y un futuro digno para los pueblos.
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