La situación escaló a la opinión pública tras la publicación en el diario The Washington Post sobre un segundo ataque en septiembre a una embarcación de presuntos narcotraficantes en la que quedaron sobrevivientes y que fueron rematados en una segunda embestida.
El diario, en su artículo, señaló que Hegseth ordenó «matar a todos», pero el jefe del Pentágono intenta lavarse las manos y dijo que el almirante a cargo de la operación era el responsable. Al parecer, así trata de distanciarse de una orden que condenan aquí expertos y legisladores de ambos partidos como un crimen de guerra o asesinato.
La ola de ataques contra presuntos «narcoterroristas» está generando alarma en el ejército y dividiendo a los legisladores republicanos, destacan medios locales.
Esta reunión del Gabinete coincide, además, con la presencia en Moscú del enviado especial de Trump, Steve Witkoff, para encontrarse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en el proceso de negociaciones del plan de paz que ponga fin a la guerra en Ucrania.
Mientras, la activista conservadora Laura Loomer acusó la víspera a la oficina del secretario del Ejército, Dan Driscoll, de un supuesto intento por derrocar a Hegseth con un «golpe».
Lo cierto es que, en su tiempo en el cargo, una lluvia de críticas ha tenido el jefe del Pentágono, desde aquel escándalo de momento silenciado de las filtraciones de información sensible en un chat grupal de la plataforma Signal en el que estaba varios miembros del equipo de Trump y en el que incluyeron por error a un periodista.
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