Cuando el presidente de RDC, Félix Tshisekedi, y el de Ruanda, Paul Kagame, están a punto de reunirse mañana en Washington para ratificar el acuerdo de paz, en el terreno continúan las hostilidades con los insurgentes, que cuentan con el apoyo de Kigali, según Kinshasa e informes de la ONU.
El portavoz del Ejército congoleño, general Sylvain Ekenge, denunció que la AFC/M23 atacó varias posiciones de los militares en la provincia de Kivu Sur, en una ofensiva que busca socavar los esfuerzos de paz en el este del país, sostuvo.
A través de un comunicado divulgado por la prensa local este miércoles, Ekenge señaló que “el ejército ruandés y sus aliados del AFC/M23 han llevado a cabo una serie de ataques contra posiciones de las FARDC en Kaziba, Katogota y Lubarika, en Kivu Sur”.
El medio de comunicación en línea Potentiel.cd informó que las Fuerzas Armadas recuperaron el control de Katogota (territorio de Uvira), Kaziba-centro (territorio de Walungu) y Punto Cero (territorio de Fizi), considerados puntos clave para la seguridad en esa provincia.
La AFC/M23, sin embargo, acusó al Ejército de iniciar estas acciones y las catalogó como parte de la “hipocresía flagrante que caracteriza al régimen guerrerista de Kinshasa”.
A través de un comunicado emitido la víspera, los rebeldes responsabilizaron al Gobierno y sus aliados de violar el acuerdo del mecanismo de alto el fuego concluido en Doha, bajo los auspicios de Qatar, con ataques en todas las líneas del frente.
“La AFC/M23 advierte al pueblo congoleño que, desde la madrugada de este martes 2 de diciembre de 2025, las fuerzas de la coalición del régimen de Kinshasa han lanzado ataques generalizados contra zonas densamente pobladas, así como a lo largo de las líneas del frente”, sostuvo el mensaje.
Añadió que las acciones fueron de particular intensidad en los ejes Katogota – Lie; Kaziba – Haut Plateau; Tchivanga – Hombo y Kasika – Mwenga.
Según el texto, drones de las Fuerzas Armadas atacaron a civiles en Nyabiondo, en el territorio de Masisi, y se lanzaron bombas en la zona densamente poblada de Kamanyola, con un balance provisional de tres civiles muertos y cinco heridos, entre ellos un hombre, una mujer y tres niños.
Los insurgentes catalogaron las acciones como “campaña de terror y exterminación a través de ofensivas planificadas, coordinadas y ejecutadas a partir del territorio de Burundi, que sirve como base trasera y también como centro de comando”.
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