Al respecto, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, acompañado por su homólogo mozambiqueño, Daniel Chapo, destacó que los dos países tienen la responsabilidad histórica de garantizar que las generaciones presentes y futuras se beneficien de una relación forjada en la lucha y consolidada durante décadas de asociación.

Durante el encuentro en Maputo, Ramaphosa subrayó como la Comisión Binacional constituye un mecanismo esencial para convertir la amistad en beneficios concretos para los ciudadanos de ambos lados de la frontera común.

Señaló, además, que la conducción firme de Mozambique y la disposición sudafricana a trabajar juntos permiten avanzar hacia resultados tangibles.

Las deliberaciones incluyeron a ministros, expertos técnicos y altos funcionarios, quienes evaluaron el progreso alcanzado desde la última reunión celebrada en Pretoria en 2022.

Como resultado, se definieron nuevas vías para acelerar la cooperación y se firmaron varios memorandos de entendimiento, considerados por los mandatarios como un paso significativo que dará impulso a programas conjuntos en múltiples sectores.

La próxima fase de colaboración se centrará en áreas estratégicas para la transformación económica, como energía, minería, infraestructura, agricultura, turismo, telecomunicaciones, salud y servicios financieros.

El mandatario sudafricano resaltó también el hecho de que Mozambique ya es un socio comercial relevante y que ambos países trabajarán para explorar nuevas oportunidades.

En materia de seguridad, Ramaphosa enfatizó la importancia de fortalecer la cooperación en defensa y gestión fronteriza, al considerar que la estabilidad es condición indispensable para el crecimiento económico.

Como parte de la agenda, los presidentes viajarán a la provincia de Inhambane para inaugurar una planta de procesamiento de gas de la empresa Sasol, inversión que Ramaphosa calificó como ejemplo de colaboración efectiva entre vecinos y de la utilidad de las alianzas público‑privadas.

Por su parte, Chapo expresó que la visita de Ramaphosa tiene un valor simbólico, al representar no solo la presencia de un jefe de Estado, sino también la de un hermano mayor y un amigo cercano.

Añadió que la relación bilateral trasciende la diplomacia y refleja una hermandad histórica y cultural, así como una lucha común por la libertad, hoy proyectada en el compromiso con el desarrollo y la prosperidad compartida.

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