Detrás de los incendios había tres mujeres jóvenes que confesaron su culpabilidad, publicó el medio, citando fuentes policiales que calificaron los hechos de generadores de «miedo y ansiedad» en la capital.
Expertos en criminología juvenil vinculan estos casos extremos a problemas sociales más profundos.
Actos de vandalismo y piromanía de esta magnitud, motivados por aburrimiento, apuntan a un vacío existencial, falta de oportunidades de ocio estructurado y una alarmante desconexión con las consecuencias de los actos propios, explicó la psicóloga forense austriaca Sophie Berger.
La policía logró vincular a las sospechosas con al menos 18 hechos de incendio provocado, los cuales causaron daños valorados en una suma de seis cifras (cientos de miles de euros).
Una de las acusadas se presentó voluntariamente ante las autoridades antes de su detención formal.
Según la investigación preliminar, las tres jóvenes, residentes locales, ya habrían confesado los delitos durante los interrogatorios, afirmando que el «aburrimiento» las empujó a cometer los crímenes.
El caso ha reabierto el debate público en Austria sobre la prevención de conductas delictivas en adolescentes y las respuestas del sistema judicial ante delitos graves cometidos por menores que, según las primeras declaraciones, carecen de una motivación política o económica clara.
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