Eran tres Madres de Plaza de Mayo, dos monjas francesas y siete militantes que fueron llevados forzosamente a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) que la dictadura cívico-militar convirtió en un centro de horror, torturas, asesinatos y desaparición.
Familiares, referentes de los derechos humanos y compañeros de los doce desaparecidos se reunieron en el templo de la barriada de San Cristóbal, convertido hoy en un Sitio de Memoria, para denunciar las políticas de olvido, abandono y ajuste del gobierno de Javier Milei la red de museos y centros que preservan la memoria.
El miércoles el Servicio de Paz y Justicia que tiene como principal referente al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel entregará este miércoles premios en la Casa de Nazaret, contigua a la iglesia, a figuras destacadas en la defensa de los derechos humanos en Argentina.
Recapitulando el horror vivido durante la última dictadura, el 8 de diciembre de 1977, las Madres de Plaza de Mayo y otros familiares de desaparecidos estaban recaudando fondos para publicar una solicitada en el diario La Nación. En el texto decían: “Por una Navidad en Paz, solo pedimos la Verdad”.
Esther Ballestrino de Careaga y María Ponce de Bianco, ambas miembros de esa agrupación se encontraban en la Iglesia de la Santa Cruz, donde también estaban Ángela Auad, Patricia Oviedo, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y la monja francesa Alice Domon.
Todos ellos fueron secuestrados por un grupo de tareas y llevados a la ESMA. Ese mismo día, la patota realizó otros dos operativos. Uno en el atelier de Remo Berardo en la calle Magallanes del barrio de La Boca. El otro, en el Bar Comet, del bajo porteño, donde estaban Julio Fondovila y Horacio Aníbal Elbert, recordó el diario Página12.
El día 10 de aquel oscuro año, otro grupo de represores irrumpió en la parroquia San Pablo, de Ramos Mejía, donde vivía la religiosa francesa Leonie Duquet, para detener a la monja.
Azucena Villaflor De Vincenti, fundadora del movimiento de las Madres de Plaza de Mayo, fue secuestrada a metros de su casa en Sarandí, Avellaneda, cuando salió a comprar un segundo diario para comprobar que la solicitada se había publicado correctamente.
Los 12 fueron torturados, asesinados y luego arrojados a las aguas del Mar Argentino en un vuelo de la muerte. En 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró recuperar los restos de las tres Madres de Plaza de Mayo, de Duquet y de Auad.
Ese fue uno de los tantos episodios siniestros que sufrió Argentina de 1976 a 1983 bajo la junta del general Videla.
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