En febrero pasado se conoció el primer gran logro de este esfuerzo, cuando Transparencia Internacional rindió su informe de 2024 y divulgó que, tras nueve años de mantener una percepción crítica, el país revirtió la caída y empezó a mejorar su posición, describió el medio.
De hecho, fue la única nación de Latinoamérica que rompió la tendencia negativa y una de los cuatro en limpiar su imagen, amplió en el texto a propósito del Día Internacional contra ese flagelo.
Un mes después, detalló, la Universidad de Gotemburgo, Suecia, concluyó que tras la toma de posesión de Arévalo y la vicemandataria Karin Herrera, las calificaciones de transparencia también mejoraron en el Organismo Ejecutivo.
Asimismo, en septiembre, el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral afirmó que este territorio centroamericano alcanzó una mejora histórica en torno al Estado Global de la Democracia, subrayó.
Estos resultados, remarcó, vienen tras evaluar las políticas implementadas y, sobre todo, comportamientos en el ejercicio de las funciones públicas.
En síntesis, acotó, observamos un nuevo modelo de administración pública que prioriza normas y disposiciones éticas, pero, sobre todo, conductas y procederes probos en el manejo de los fondos públicos.
La actual gestión detuvo la tendencia negativa y la percepción de corruptela generadas por las tres anteriores, expuso otro texto del propio medio, al citar al fundador de la organización Acción Ciudadana, Manfredo Marroquín.
“Eso ya de por sí marcó una diferencia que se ve reflejada en mediciones internacionales”, enfatizó el analista, quien advirtió que si el sistema de justicia sigue cooptado por redes criminales y procura la impunidad de las mafias, los esfuerzos de transparentar el Estado se verán detenidos.
Las acciones anticorrupción ejecutadas permiten que la cooperación externa voltee a ver el desempeño de Guatemala, “pero también creo que una buena parte de la población esperaba un poquito más de agresividad contra este flagelo”, aseveró Marroquín.
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