Ubicada a unos mil 200 kilómetros al noroeste de Bogotá, el territorio hace gala de la mezcla entre europeos, árabes, asiáticos, africanos y pueblos originarios que dieron origen a su actual identidad.

El idioma oficial es el español, pero abundan el uso de los dialectos como el creole, de base lexical inglesa, el inglés caribeño y el patuá.

Habitan en esta isla los raizales, un grupo nativo descendientes de antiguos esclavos africanos y colonos ingleses, de fuerte identidad cultural, pero también hay presencia de personas venidas de la zona continental suramericana.

La música sanandresana pareciera recoger las herencias de ritmos de todo el mundo, en las que sobresalen las tradiciones afro-antillanas y anglo-antillanas.

Se escuchan aquí diversos géneros como el calipso, el socca, el reggae, la polca, el mentó y el schottist.

Dentro de sus instrumentos autóctonos están el washtube, que simula a un contrabajo, y el jawbone, que es una mandíbula de caballo empleada para percusión.

El plato típico de San Andrés es el rondón, un guiso cremoso de pescado, caracol y tubérculos en leche de coco, que puede estar acompañado de mariscos frescos como cangrejo y caracol.

La barrera de coral, en la cual está enclavada la isla, es la tercera más grande del mundo y un santuario marino vital para Colombia, hogar de rica biodiversidad y crucial para la protección costera, aunque está amenazada hoy por el fenómeno del blanqueamiento, ocasionado por el calentamiento global.

Al igual que el resto de los territorios insulares de la región, San Andrés enfrenta los desafíos del aumento del nivel del mar, el incremento de los fenómenos meteorológicos extremos y el turismo masivo, entre otros problemas.

Desde el pasado día 9, esta isla acoge la II Cumbre de Pueblos del Caribe Occidental, un espacio de diálogo regional que reúne a liderazgos locales, representantes de pueblos étnicos y autoridades de una docena de países del área hasta el próximo 13 de diciembre.

El objetivo de la cita es profundizar en la cooperación regional, promover iniciativas de desarrollo sostenible y reafirmar el papel histórico de los pueblos que habitan esta parte del mundo.

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