Las alarmas se encendieron la víspera cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores eritreo envió una nota verbal a la Secretaría de la IGAD, alegando que desde 2005 el ente africano incumplió con las aspiraciones de los pueblos y desempeñó un papel perjudicial al convertirse en un instrumento contra los Estados miembros, en particular con Eritrea.

Estos actos injustificados llevaron a esa nación a suspender su adhesión en abril de 2007, volviendo a activarla en junio de 2023 con la esperanza de que la Organización prestara atención a su llamado a la reforma y rectificara registros anteriores, recordó el texto.

“Lamentablemente, la IGAD ha incumplido y sigue incumpliendo sus obligaciones legales, socavando así su propia pertinencia y mandato jurídico”, agregó.

La nota verbal concluyó que la IGAD no ofrecía ningún beneficio estratégico discernible y que no contribuyó sustancialmente a la estabilidad regional.

Por su parte, el ente africano respondió haber tomado nota de la decisión de Eritrea y recordó la suspensión de su participación por casi dos décadas antes de reincorporarse formalmente después de la VX Cumbre Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en junio de 2023.

“En esa ocasión, Eritrea fue acogida con unanimidad y satisfacción por todos los Estados Miembros, lo que refleja un compromiso colectivo con la inclusión, la solidaridad regional y la cooperación renovada”, subrayó el comunicado.

Sin embargo, la IGAD lamentó que desde entonces Asmara no participó en reuniones, programas o actividades convocadas. A lo largo de este período, la Secretaría ejerció paciencia y buena voluntad, mientras permanece abierta y disponible para una intervención constructiva, aseveró.

La Autoridad lamentó la decisión de Eritrea adoptada sin la presentación de propuestas tangibles o la participación en reformas institucionales o políticas concretas, al tiempo que reiteró estar abierta al diálogo a través de sus mecanismos consultivos establecidos.

En este espíritu, recalcó, la Secretaría continuará prestando atención al Gobierno de Eritrea y lo alentó a reconsiderar su posición y reincorporarse plenamente a la Organización de buena fe, a fin de promover objetivos compartidos de paz, estabilidad y desarrollo en toda la región.

Concluyó reafirmando su compromiso de fomentar la cooperación, el diálogo y la acción colectiva en beneficio de los pueblos del Cuerno de África.

Medios de prensa de la región se hicieron eco de la noticia y, según el periódico The Reporter de Etiopía, la decisión de Eritrea de abandonar el bloque en 2007 se debió a quejas similares.

En ese momento, precisó el rotativo, el gobierno de Isaias Afwerki se opuso al apoyo de los Estados miembros de la IGAD a la intervención militar de Etiopía en Somalia para luchar contra el grupo extremista Al-Shabaab, argumentando que el despliegue violaba la soberanía somalí y que el ente africano no defendía sus derechos.

Después de esa retirada, la Organización y las Naciones Unidas acusaron a Asmara de apoyar a los grupos armados de la oposición y Al-Shabaab en Mogadiscio.

Estas acusaciones resultaron en sanciones impuestas por la ONU en 2009, que afectaron a las relaciones de Eritrea con los miembros de la IGAD y la comunidad internacional en general.

Sin embargo, las penalizaciones se levantaron nueve años después, tras los cambios políticos en Etiopía en 2018 y la reanudación de las relaciones diplomáticas entre las dos naciones.

El 15 de noviembre de 2018, el entonces secretario ejecutivo de la IGAD, Mahboub Maalim, expresó su agradecimiento por la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU de levantar las sanciones contra la nación africana.

“La normalización histórica de las relaciones entre Etiopía y Eritrea que puso fin a la situación de no guerra ni paz entre los dos países hermanos va a tener una ramificación muy positiva en la región en términos de cooperación y también hacia la paz, la seguridad y la estabilidad”, declaró Maalim. jha/nmr