domingo 14 de diciembre de 2025

Lizt Alfonso Dance Cuba cierra 2025 bailando con todos

La Habana, 14 dic (Prensa Latina) Niños y jóvenes devienen los principales protagonistas hoy de la nueva temporada de Lizt Alfonso Dance Cuba (LADC), conjunto artístico que en 2025 bailó por primera vez en Tailandia y Bulgaria.

Foto Gabriel Dávalos

El espectáculo de cierre del año, realizado en el Teatro Nacional, celebra los éxitos en ese período de la escuela y compañía que en 2026 festejará 35 años de fundada, orgullosa de haber actuado en los cinco continentes y de ser la única agrupación del país que logró bailar en una ceremonia de los Latin Grammy.

La gala titulada 1, 2, 3… ¡todos a escena! muestra el atractivo del estilo Fusión, cultivado en esta entidad con elegancia y aglutinador de elementos del flamenco, el ballet, la danza contemporánea, el folclore y disímiles bailes populares cubanos, afrocubanos y urbanos.

A su vez, el espectáculo pone de relieve la utilidad de sintonizar exigencia, disciplina y goce, desde los niveles primarios hasta el profesional.

Quienes no hayan podido asistir, aún están a tiempo, pues este domingo acontecerá la segunda función, a las 17:00, hora local, en la sala Avellaneda.

El prestigioso elenco profesional, miembros de los Talleres Vocacionales, el Ballet Infantil y Juvenil comparten la escena con el objetivo de exhibir la progresión de los estudiantes hasta la mayor instancia dentro de la institución.

La directora, maestra y coreógrafa Lizt Alfonso ha sido reconocida como Embajadora de Buena Voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Alegría y organicidad priman en el evento, pese a combinar niñas y niños de diferentes edades, muchos de ellos no habituados al rigor profesional.

El efecto inspirador de trabajar junto a los mayores aporta brillo pues los menores pueden apreciar la pasión y la excelencia artística que se alcanzan con años de dedicación.

La convivencia intergeneracional en el arte despierta admiración, genera impulsos, motiva a superarse y siembra en los aprendices la confianza de que algún día podrán ocupar un lugar similar, si se esfuerzan.

De esta manera, el escenario se convierte en un espacio de transmisión de valores y de inspiración, donde los niños no solo aprenden a bailar, sino también a creer en sí mismos y en la fuerza transformadora de la danza.

La cita ya tradicional a fines de año constituye una carta de triunfo y, a la vez, un pretexto para reunir a familias, en paz y mucha armonía.

mem/msm

MINUTO A MINUTO
relacionadas
EDICIONES PRENSA LATINA
Copy link