Será el domingo cuando los votantes de la región occidental de España decidirán la continuidad de su presidenta, María Guardiola (PP), o un improbable giro a la izquierda.
Guardiola hizo la convocatoria al no poder avanzar con los presupuestos de su administración y su deseo es revalidar el cargo con mayoría absoluta, algo tampoco claro por la fuerza de la ultraderecha de Vox.
Extremadura puede ser el termómetro de lo que sigue, con otros comicios en Comunidades Autónomas dominadas por el PP, Aragón, Castilla y León y Andalucía.
Combates políticos que a priori serán cruciales en el devenir de España, con ascenso cada vez más significativo de Vox, encabezado por Santiago Abascal, aliado cercano de Donald Trump, Giorgia Meloni, Viktor Orban y Marine Le Pen.
Ante este panorama, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, admitió este martes que será difícil conseguir una mayoría absoluta en la España actual, anticipándose al sufragio del domingo de los extremeños.
En esa línea, enfatizó en un mitin de campaña de sus correligionarios que el objetivo fundamental es «tener más votos que toda la izquierda», con la esperanza de que “nadie bloquee a alguien votando con la izquierda».
Feijóo consideró que Extremadura es «el primer paso» hacia el cambio político que «los españoles están deseando para poder salir del pantano de corrupción, machismo y extorsión», en abierta referencia al Gobierno nacional que lidera Pedro Sánchez.
Se refirió incluso a su pretensión de que Extremadura sirva de impulso a un efecto dominó, con un claro enfoque a desbancar a Sánchez y su Ejecutivo de la Moncloa, de donde salió el PP en 2018.
Aparentemente impasible a pesar de los escándalos que lo rodean, ayer Sánchez descartó un adelanto electoral y pasó a la ofensiva con el anuncio de varias medidas de calado social.
Presionado por varias tramas de corrupción que salpican directamente al Partido Socialista Obrero Español que preside, y también en casos de acoso sexual a mujeres de algunos personeros de su agrupación, Sánchez ofreció una comparecencia para salirle al paso a numerosas declaraciones.
Descartó cambios en su Gobierno y aprovechó para ensalzar la gestión extraordinaria de todos y cada uno de los ministros que lo forman.
Asimismo, respondió con inusitado optimismo y energía, subrayando que completará su mandato, aunque sufra campañas de descrédito (…) “de acoso personal, mentiras y fango».
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