Dicho fenómeno unido al cambio climático tienen consecuencias devastadoras para la salud humana y los ecosistemas, según el documento Perspectivas del Medio Ambiente Mundial, publicado por el Pnuma.

Hasta el 99 por ciento de la población mundial está expuesta a alguna forma de contaminación del aire y más del 90 por ciento de los nueve millones de muertes ocurren en países de ingresos bajos y medios, advirtió el informe.

La combinación del aumento de las temperaturas y los gases de efecto invernadero, la mala gestión de los residuos y el deterioro de la calidad del aire genera importantes efectos adversos para la salud y pérdidas económicas en todo el orbe, agregó la publicación.

Asimismo, la contaminación ambiental es el mayor factor de riesgo mundial de enfermedad y muerte prematura y afecta a casi toda la población mundial a través de la exposición a gases traza, partículas plásticas, material particulado, metales pesados y gases de efecto invernadero, señaló.

Las concentraciones atmosféricas de GEI de larga duración, como dióxido de carbono y óxido nitroso, y de corta duración, como metano, ozono y algunos hidrofluorocarbonos, afectan el equilibrio radiactivo de la Tierra.

Las partículas contaminantes se emiten por la combustión, la industria, el transporte, los incendios, el polvo de las carreteras y el suelo, o se forman a partir de precursores gaseosos como el dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, amoníaco y compuestos orgánicos volátiles no metánicos.

Igualmente, los vertederos e instalaciones de gestión de residuos están entre las tres principales fuentes mundiales de metano, añadió el documento.

Las nanopartículas provenientes de combustibles fósiles, el transporte y la industria, son un riesgo emergente para la salud urbana, agregó.

Por otro lado, cada vez hay más evidencia que sugiere que los microplásticos afectan la calidad del aire, con posibles impactos en la salud humana.

Los vínculos entre contaminación del aire y enfermedades respiratorias y cardiovasculares están bien establecidos y el informe destaca las asociaciones con el deterioro cognitivo, la diabetes tipo 2 y la demencia, incluso en niños.

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