Las sanciones y el bloqueo son instrumentos de castigo colectivo y tienen consecuencias directas y dolorosas para la vida cotidiana del pueblo, no por desastres naturales ni mala gestión, sino por la agresión externa deliberada, enfatizó Mafa en un artículo en Modern Ghana y medios de la región.
Según el catedrático, el sistema eléctrico de Cuba, ya bajo presión debido a décadas de bloqueo y acceso restringido a la tecnología y las finanzas, se ve más debilitado por estas acciones hostiles.
Con el abordaje y decomiso del petrolero en aguas internacionales del mar Caribe, el 10 de diciembre, se marca una peligrosa y reveladora escalada en la prolongada guerra económica librada contra la nación caribeña.
Fue un acto de piratería y terrorismo, una descarada exhibición de poder imperial ejercida en abierto desprecio del Derecho Internacional, en grave violación de convenciones de la ONU como el Derecho del Mar y la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Navegación Marítima, opinó.
El uso de la fuerza militar para interferir en soberanos intercambios entre Cuba y Venezuela revela el verdadero carácter de Washington: no una política de aplicación de la ley ni de estabilidad regional, sino de dominación y estrangulamiento económico.
Mafa recordó la historia del primer mandato de Donald Trump al intensificar su campaña contra el sector petrolero venezolano, con sanciones unilaterales y ataques a compañías navieras, aseguradoras y buques que transportaban combustible, especialmente a Cuba.
Presenciamos –continuó- la aplicación moderna del corolario de Trump a la Doctrina Monroe, una afirmación actualizada de que la región es la esfera de influencia exclusiva de Washington.
La dimensión moral de esta agresión no puede ignorarse. Durante más de seis décadas, Cuba ha sufrido un bloqueo económico que la abrumadora mayoría de los países del mundo condena año tras año en la Asamblea General de Naciones Unidas.
Sin embargo, sostuvo, la historia también enseña que la resistencia de Cuba se basa en un profundo sentido de dignidad y soberanía, en defensa al derecho a la autodeterminación, la justicia social y la solidaridad internacional.
De acuerdo con el artículo, lo que se requiere ahora es la condena universal de este acto de piratería y terrorismo. El silencio es complicidad, concluyó el coordinador de la Cátedra Fidel Castro en Zimbabwe.
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