El Consejo del organismo rector dio luz verde a una contribución récord de 727 millones de dólares (unos 619 millones de euros), una cifra que reescribe las reglas del premio y confirma que el próximo Mundial de fútbol también se jugará en las cuentas.
En los premios deportivos late el corazón del paquete: 557 millones de euros se repartirán entre las 48 selecciones participantes, mediante un escalón de pagos que premia la excelencia sin condenar al olvido a quienes caigan antes.
El campeón levantará la Copa acompañado por unos 42 millones de euros, mientras el subcampeón recibirá 28. El tercer y cuarto lugar ingresarán 25 y 23, respectivamente, en una élite donde cada partido pesa también en oro.
Más abajo, la tabla mantiene su pulso económico: 19 millones para los equipos del quinto al octavo puesto, 13 para los ubicados del noveno al 16, nueve del 17 al 32 y ocho millones para quienes finalicen entre el 33 y el último lugar.
A ese reparto se suma un respaldo logístico clave: cada selección clasificada obtendrá 1,3 millones de euros para su preparación, garantía que eleva a al menos nueve millones los ingresos mínimos por participar en el torneo.
En la misma reunión, celebrada en Doha, la FIFA aprobó además la creación de torneos sub-15 con formato de festivales y un fondo de recuperación post-conflictos, extendiendo su estrategia de desarrollo más allá del brillo efímero de la Copa del Mundo.
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