Fotos: Vladimir Molina Espada (FotosPL)
Durante la ceremonia de firma del acuerdo, celebrada en La Habana, el diplomático japonés subrayó que esta iniciativa, canalizada a través del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), constituye la segunda colaboración entre Tokio y la agencia de la ONU en beneficio de Cuba.

La primera tuvo lugar durante la pandemia de la Covid-19, con aportes esenciales para preservar la cadena de frío del Programa Nacional de Inmunización del Ministerio de Salud Pública.
“Confiamos en que este nuevo proyecto aporte a la mejora de los servicios e infraestructuras vinculadas al acceso al agua y a la salud materno-infantil en comunidades vulnerables de las provincias de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo”, afirmó el embajador, al tiempo que recordó los estragos del huracán Melissa y otros fenómenos extremos que han impactado la región en los últimos años.
Por su parte, la representante adjunta en Cuba, Sunny Guidotti, calificó la iniciativa como “una inversión en derechos”: el derecho de niñas, niños y adolescentes a crecer sanos, estudiar en escuelas seguras y recibir atención de calidad, incluso en contextos de emergencia.
“Cuba enfrenta de manera creciente el impacto del cambio climático, con pérdidas anuales equivalentes al 4,6 % del PIB. Solo en los últimos dos años, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo han sufrido huracanes, inundaciones, sequías y sismos con impacto directo en servicios esenciales para la infancia”, señaló Guidotti.
El proyecto, que tendrá una duración de 24 meses, priorizará escuelas y centros de salud expuestos a múltiples riesgos, beneficiando directamente a niñas, niños, adolescentes y mujeres embarazadas en comunidades del oriente cubano.
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