De acuerdo con ese organismo, la sismicidad se localizó bajo el cráter, a menos de dos kilómetros (km) de profundidad, y se relaciona con la dinámica interna de los gases y su emisión hacia la atmósfera.
Además, apuntó, se registraron señales sísmicas de baja magnitud asociadas con fracturamiento de roca, ubicadas en un radio menor a 1,5 km alrededor del cráter del volcán, con profundidades entre uno y dos km.
Abundó la comunicación que algunas de estas señales sísmicas estuvieron relacionadas con emisiones de ceniza que se dispersaron principalmente hacia el noroeste y alcanzaron alturas de hasta mil 500 metros sobre la cima.
En total se registraron seis emisiones de ceniza por las cuales se generaron alertas dirigidas a la Aeronáutica Civil, apuntó el boletín.
Asimismo, aún se detectan por vía satelital valores importantes de emisión de dióxido de azufre hacia la atmósfera, con una dispersión predominante en dirección noroeste dentro de un radio aproximado de 250 km con respecto al volcán.
De igual manera se siguen registrando niveles de temperatura similares a los presentados en días anteriores en la zona del cráter, posiblemente asociados con la emisión de gases calientes desde el interior del volcán.
Mientras se mantiene el estado de alerta Naranja, detalló el SGC, es posible que se presenten fluctuaciones temporales en los niveles de actividad, es decir, que en algunos momentos puede disminuir con respecto a días o semanas anteriores, pero esto no significa que el volcán haya retornado a un nivel de actividad estable.
La entidad recomendó no acercarse al cráter ni a sus alrededores, y seguir la evolución del proceso actual por medio de los boletines extraordinarios y la información publicada en los canales oficiales instituidos para ello.
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