El nuevo reporte señala que las temperaturas del aire en la superficie del Ártico entre octubre de 2024 y septiembre de 2025 fueron las más cálidas registradas desde principios del siglo XX.
También da cuenta de la atlantización sufrida por la región, fenómeno que trae aguas más cálidas y saladas hacia el norte, junto la expansión de las especies boreales hacia los ecosistemas árticos, y la oxidación de los ríos a medida que el deshielo del permafrost moviliza el hierro y otros metales.
La extensión del hielo marino, durante su máximo habitual en marzo, fue la más baja en 47 años de registros satelitales, de acuerdo con la actualización de NOAA.
Según sus datos, el hielo marino más antiguo y grueso del Ártico (más de cuatro años) ha disminuido en más del 95 por ciento desde la década de 1980.
El calentamiento de las aguas profundas, la disminución del hielo marino y el aumento de la clorofila en los mares de Chukchi y el norte de Bering están impulsando cambios en las especies que habitan en aguas intermedias y en los fondos marinos, transformando la pesca y afectando la seguridad alimentaria del Ártico y las prácticas de subsistencia de los indígenas.
La continua pérdida de glaciares contribuye al aumento constante del nivel del mar a nivel mundial, precisa el informe.
Ello amenaza los suministros de agua de las comunidades del Ártico, provocando inundaciones destructivas y aumentando los riesgos de deslizamientos de tierra y tsunamis que ponen en peligro a las personas, la infraestructura y la costa.
Los últimos 10 años constituyen la década más cálida registrada, según comentó Steve Thur, científico jefe interino de la NOAA.
El reporte anual subraya que todos estos cambios se incluyen en las consecuencias del cambio climático en la región, y la transformación incluye el otoño más cálido del Ártico, además del segundo invierno y el tercer verano más calurosos desde 1900.
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