La determinación de salir del país para combatir en guerras que no son propias trasciende los asuntos de seguridad nacional y de paz internacional, alertó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Añadió que supone además una carga emocional para las familias que pierden contacto con sus seres queridos, la incertidumbre sobre la legalidad de los contratos ofrecidos, el riesgo de caer en redes de tráfico de personas y la posibilidad real de no regresar con vida ni de reencontrarse con los parientes.
“Desde el Estado colombiano, reiteramos el respeto por la soberanía de las naciones y el compromiso permanente con la protección de los derechos humanos, la seguridad nacional y la paz internacional”, apuntó la Cancillería en su nota.
Subrayó además la entidad que la nación asume con responsabilidad la protección de todos sus connacionales en el exterior, incluidos aquellos que, incluso sin plena conciencia, puedan terminar instrumentalizados en escenarios de guerra.
No obstante, acotó, reconoce que la decisión final es individual, por lo que insiste en la importancia de contar con información clara y oportuna antes de partir.
Asimismo, señaló que se toman medidas orientadas a enfrentar los riesgos asociados al mercenarismo y la participación de nacionales en conflictos armados extranjeros.
Entre estas mencionó la conformación de un Grupo Interinstitucional para coordinar acciones estratégicas y fortalecer la capacidad del país para abordar de manera integral las complejidades que plantea el mercenarismo y su proliferación.
Destacó, por otra parte, el avance en el proceso de ratificación de la Convención Internacional contra el Reclutamiento, la Utilización, la Financiación y el Entrenamiento de Mercenarios, adoptada por las Naciones Unidas en 1989.
Según han revelado medios locales, cientos de colombianos estarían prestando sus servicios como combatientes en los conflictos bélicos que hoy tienen lugar en Ucrania y en Sudán.
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