En el texto de ese documento, publicado este jueves por la oficina de prensa de la Santa Sede, el sumo pontífice pidió que “tanto si tenemos el don de la fe como si no”, todos “¡nos abramos a la paz!, en lugar de considerarla lejana e imposible, pues “antes de ser una meta, la paz es una presencia y un camino”.
El Santo Padre expresó que “incluso en lugares donde solo quedan escombros y donde la desesperación parece inevitable, hoy encontramos a quienes no han olvidado la paz”, pero a las personas con el corazón dispuesto para la misma, “un profundo sentimiento de impotencia las invade ante el curso cada vez más incierto de los acontecimientos”.
“Quienes están llamados a asumir responsabilidades públicas en los cargos más altos y cualificados deberían considerar a fondo el problema de la restauración pacífica de las relaciones entre las comunidades políticas a escala global”, resaltó.
Dicha restauración “debe estar “basada en la confianza mutua, la sinceridad en las negociaciones y la fidelidad a los compromisos asumidos”, y los líderes políticos “deberían examinar el problema hasta identificar el punto desde el cual es posible iniciar el camino hacia acuerdos leales, duraderos y fructíferos”, añadió.
“Este es el camino desarmante de la diplomacia, la mediación y el derecho internacional”, a pesar de “las violaciones cada vez más frecuentes de acuerdos alcanzados con dificultad, en un contexto que requiere no la deslegitimación, sino el fortalecimiento de las instituciones supranacionales”, significó.
“Hoy en día, la justicia y la dignidad humana están más expuestas que nunca a los desequilibrios de poder”, afirmó León XIV, y enfatizó que “necesitamos motivar y apoyar toda iniciativa espiritual, cultural y política que mantenga viva la esperanza, contrarrestando la propagación de actitudes fatalistas”.
El Obispo de Roma se refirió a las actuales políticas dirigidas al rearme, al punto de que erróneamente, “en la relación entre ciudadanos y gobiernos, se convierte en una falta no prepararse adecuadamente para la guerra, reaccionar a los ataques, responder a la violencia”.
“Mucho más allá del principio de legítima defensa, a nivel político, esta lógica opuesta es el aspecto más actual de una desestabilización global cada día más dramática e impredecible”, por lo que “no es casualidad que muchos gobiernos presenten los reiterados llamamientos a un mayor gasto militar”.
Puso como ejemplo que, en 2024, el gasto militar aumentó a nivel global un 9,4 por ciento con respecto al año anterior, confirmando la tendencia ininterrumpida de diez años y alcanzando la cifra de dos mil 718 billones de dólares, con 2,5 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto Mundial (PIB).
“De hecho, la fuerza disuasoria del poder, y en particular la disuasión nuclear, encarnan la irracionalidad de una relación entre pueblos basada no en el derecho, la justicia y la confianza, sino en el miedo y el dominio de la fuerza”, lamentó el papa León XIV en su mensaje por la Jornada Mundial de la Paz.
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