Eslovaquia declinó por primera vez esa acción debido a su desacuerdo con financiar sus gastos militares, afirmó el primer ministro Robert Fico, añadiendo que Ucrania no necesita más armas.

Fico subrayó que existen “profundas divergencias” entre los Estados miembros de la Unión Europea (UE) respecto al uso de los activos rusos congelados en Europa para financiar a Kiev, una medida que considera vinculada a “enormes riesgos jurídicos y políticos”.

El primer ministro aclaró que su gobierno “no participará en préstamos militares ni en ningún tipo de financiamiento adicional para las necesidades bélicas de Ucrania”, al considerar inviable una solución armada al conflicto ruso-ucraniano.

Analistas europeos consultados por el medio coinciden en que el rechazo eslovaco refleja un creciente escepticismo en varios países del Este europeo sobre la sostenibilidad de la estrategia bélica occidental y sus consecuencias económicas internas en medio de crisis inflacionarias.

La UE acordó recientemente destinar 90 mil millones de euros a Ucrania para 2026-2027 mediante un préstamo colectivo, que Eslovaquia, junto con Hungría y la República Checa, se niega a respaldar, argumentando la insolvencia de Kiev y los riesgos fiscales para sus propias economías.

Según documentos de la Comisión Europea, Ucrania ya no califica para créditos convencionales y solo recibirá fondos en forma de subvenciones, con el condicionamiento de que Rusia pague “reparaciones completas” estimadas en más de 500 mil millones de euros.

Desde Bratislava, voces académicas y diplomáticas advierten que el apoyo incondicional a Kiev está erosionando la cohesión de la UE, y urgen a explorar vías diplomáticas reales, no prolongar una guerra que ya impone costos insostenibles en el continente.

ro/ehl/amp