De acuerdo con la fuente, el 75 por ciento de la población sufre hambre aguda (fase 3 del IPC o superior), mientras que el resto se enfrenta a una privación crónica de alimentos.
La organización humanitaria Acción contra el Hambre, capítulo España, apuntó que esta situación se ve agravada por las condiciones meteorológicas extremas y los daños en las infraestructuras, con fuertes lluvias en los últimos días que devastaron los campamentos de desplazados.
Los refugios sufrieron inundaciones, y destruyeron las pertenencias básicas, dejando a muchas personas expuestas a las bajas temperaturas y a nuevas emergencias.
«El agua era como un río que fluía hacia nosotros; toda la tienda se inundó. Las lonas se derrumbaron y se dañaron. Empezamos a construir barreras con arena con la esperanza de que el agua no pasara», detallaron familias damnificadas en Gaza.
La ONG denunció asimismo que las familias de Gaza siguen enfrentándose a múltiples retos para acceder a una nutrición adecuada. En Deir Al-Balah, muchos hogares consumen alimentos ricos en proteínas o verduras solo una vez a la semana.
La destrucción de las tierras de cultivo, los mercados y los medios de subsistencia ha dejado a las personas luchando por satisfacer sus necesidades alimentarias básicas.
Natalia Anguera, directora operativa de Acción contra el Hambre en Oriente Medio, señaló que lo que se ve es una estabilización extremadamente precaria basada únicamente en mecanismos de emergencia.
“Gaza vive en una incertidumbre constante. No debemos confundir la mejora de nuestra capacidad para llevar a cabo las actividades de apoyo a las poblaciones con una recuperación real y sostenible: sin un camino claro hacia el futuro, el hambre persistirá como método de control, en lugar de como una crisis resuelta», recalcó Anguera.
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