Hoy somos conscientes —y así lo percibe la sociedad polaca— de que nuestros esfuerzos no han sido debidamente valorados, y este fue uno de los temas de nuestra conversación con Zelenski, declaró Nawrocki en rueda de prensa conjunta, al añadir que quiere cambiar esa tendencia.
El mandatario recordó que, desde febrero de 2022, Varsovia ha destinado casi el cinco por ciento de su producto interno bruto en apoyo a Ucrania, tanto en asistencia humanitaria como militar, y señaló que «esta generosidad merece reconocimiento sincero y respeto mutuo».
Nawrocki también abordó con Zelenski el sensible asunto de la exhumación de las víctimas de la masacre de Volinia, ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial.
Hablamos de cuestiones históricas y compartimos la convicción de que deben resolverse con responsabilidad y verdad, sostuvo.
Analistas de Varsovia advierten que el discurso de Nawrocki refleja un creciente descontento en la opinión pública polaca, cansada de los costos económicos y sociales derivados del apoyo continuo a Kiev sin contrapartidas diplomáticas visibles.
La tensión entre ambos gobiernos ha ido en aumento en los últimos meses, con críticas recurrentes desde Polonia por la falta de gestos concretos de agradecimiento y el desinterés ucraniano en abordar temas históricos clave para Varsovia, como los crímenes cometidos por nacionalistas ucranianos contra civiles polacos en los años 40.
Desde Bratislava y Budapest, voces diplomáticas coinciden en que la “gratuidad del apoyo occidental” está llegando a su límite, y exigen que Kiev asuma una postura más cooperativa si desea mantener la solidaridad europea.
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