El funeral de Estado se llevó a cabo en el Palacio de Cristal del parque Itchimbía, en el centro de Quito, a donde este viernes y sábado acudieron familiares, amigos, militantes de Izquierda Democrática, partido fundado por Borja, así como autoridades y políticos de distintas tendencias.
La vicepresidenta de Ecuador, María José Pinto, asistió en representación del Ejecutivo y entregó la bandera nacional que estuvo colocada encima del ataúd a la viuda del exmandatario, Carmen Calisto, como parte del protocolo oficial.
El velorio concluyó con consignas de apoyo al exgobernante y el retiro del féretro para una ceremonia privada de cremación, sin rito religioso, de acuerdo con la voluntad del propio Borja, quien se declaraba agnóstico.
Durante el homenaje, el académico Gonzalo Ortiz destacó a Borja como un intelectual y pacifista que ejerció la política desde las ideas y las convicciones, sin recurrir a la imposición.
Entre los asistentes estuvieron el expresidente Guillermo Lasso (2021-2023); el alcalde de Quito, Pabel Muñoz; la embajadora de Ecuador en España, Wilma Andrade; y el expresidente del Tribunal Electoral, René Mauge.
Rodrigo Borja gobernó Ecuador entre 1988 y 1992 y fue el primer presidente socialdemócrata del país.
Entre los logros de su periodo presidencial destaca la forma en que manejó el primer levantamiento indígena del país, la entrega de títulos de propiedad de alrededor de un millón de hectáreas a comunidades originarias y una campaña de alfabetización.
Borja fue además un defensor de la integración latinoamericana y, en 2007, asumió como primer secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), cargo al que renunció poco después.
Dirigentes y allegados coincidieron en recordar a Borja como un demócrata íntegro y un estadista que marcó la vida política ecuatoriana por su defensa de la paz y la institucionalidad.
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