En el saludo, difundido con motivo de las festividades navideñas, los mandatarios destacaron que estos son días para celebrar “el gran poder de Dios y el amor que nos da cada día a través de la vida”, la cual —señalaron— debe asumirse con sabiduría, serenidad y pleno conocimiento de la misión de cada ser humano.
El mensaje subraya el sentido de la Navidad como un tiempo para nacer y renacer en el espíritu, reunirse en familia, bendecir y elevar plegarias por la paz, la seguridad, la tranquilidad y la alegría de todas las familias, concebidas como parte de una sola comunidad humana.
Asimismo, los copresidentes llamaron a trabajar, desde el cariño y las responsabilidades compartidas, por el fin de toda guerra, agresión y miseria, y a unir voces en un clamor universal por la paz, para que cesen el odio, la avaricia, la codicia y el afán de dominio.
El mensaje invoca las enseñanzas de los profetas y de Jesucristo, a quien califican como el Pastor de Pastores, y resalta la importancia de aplicar esos principios para construir una convivencia basada en el amor, la reconciliación y el bien común.
En ese contexto, expresaron sus deseos de paz, encuentro, cariño y suprema reconciliación para las familias nicaragüenses y del mundo, con el propósito de vivir libres del egoísmo y del odio, a los que señalaron como causas de sufrimiento y destrucción.
Ortega y Murillo también dedicaron palabras especiales a las madres, a los hijos y a las familias separadas por el tiempo y la distancia, a quienes desearon tranquilidad y fortaleza para construir unidad, así como a quienes recuerdan en estas fechas a familiares que ya no están.
“El canto de la alegría, del que espera y construye los nuevos días”, forma parte del llamado final del mensaje, que concluye con un saludo fraterno “de familia a familia y como gran familia nicaragüense”.
El texto, firmado por ambos mandatarios, reafirmó su compromiso de trabajar por el bien común y servir al pueblo, deseando a todos una noche de unión familiar, alegría y reflexión en torno al mensaje cristiano de amarse unos a otros.
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