Por Mario Muñoz Lozano

Este acontecimiento cultural, inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2018, convierte cada noche del 24 de diciembre en un espectáculo de creatividad, música y fuegos, donde toda la comunidad se une en una tradición que define su identidad.

La historia de las Parrandas se remonta al año 1820 cuando, según la tradición, el padre Francisco Vigil de Quiñones, párroco de la localidad, buscaba una forma de animar a sus feligreses a asistir a las Misas de Aguinaldo en las frías madrugadas previas a la Navidad.

Su solución fue ingeniosa: reunió a los niños del poblado y les pidió que recorrieran las calles haciendo el mayor ruido posible con cazuelas, latas y matracas, para «despertar» a los vecinos.

Lo que comenzó como un bullicioso llamado a misa, evolucionó a lo largo de dos siglos hasta convertirse en una de las festividades populares más arraigadas y únicas de Cuba

El corazón de la celebración late en la rivalidad amistosa entre los dos barrios históricos de Remedios: El Carmen y San Salvador, competencia que, estructurada desde 1851, es el motor de una creatividad que se cultiva en secreto durante todo el año.

Cada barrio trabaja con fervor y sigilo en la preparación de tres elementos fundamentales que presentarán en la noche del 24 de diciembre, uno de ellos son los trabajos de plaza, monumentales estructuras y esculturas iluminadas que decoran la plaza principal.

El otro son las carrozas, impresionantes obras de arte rodantes, elaboradas por diseñadores, carpinteros y artistas, que narran historias mediante figuras, luces y colores; y el tercero son los fuegos artificiales, exhibición pirotécnica considerada una de las más creativas y explosivas del país, que ilumina el cielo de Remedios.

La competitividad entre los bandos llega al puto que durante todo el año los barrios se “espían” para intentar descubrir los secretos del rival, añadiendo un toque de intriga a los meses de preparación.

El barrio El Carmen se identifica con el color carmelita y tiene como símbolo un gavilán, mientras que San Salvador enarbola los colores azul y rojo y tiene al gallo como su emblema

Las Parrandas son, por encima de todo, una expresión profundamente comunitaria. Como reconoció la Unesco en el informe de aceptación en la lista del Patrimonio Mundial, en las Parrandas de Remedio participan todos los habitantes «sin distinción de sexo, edad, origen, medio social, profesión y religión».

Es una tradición que se transmite de generación en generación, donde los conocimientos de carpinteros, electricistas y artesanos tradicionales se combinan con técnicas modernas.

Más allá de Remedios, esta tradición se ha extendido a otras 17 comunidades de la región central de Cuba, pero es en su villa natal donde conserva su carácter más auténtico y potente.

Hoy, 24 de diciembre, al repique de las campanas y bajo el resplandor de los fuegos artificiales, Remedios renueva una vez más su compromiso con esta joya del patrimonio cultural vivo, demostrando que algunas tradiciones, lejos de desvanecerse, se fortalecen con el tiempo.

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