La filmación, que comenzó a circular en redes sociales durante el verano, muestra al veterano funcionario abandonando un burdel en Sheffield.

Tras ser informado por el medio, el Ministerio de Justicia inició una investigación interna que concluyó con su despido por «incumplir los estándares profesionales».

Si los presos se enteran de algo así, podrían usar esa información para chantajear, explicó el exdirector de prisiones Ian Acheson, citado por el portal, sobre la estricta normativa que prohíbe a los empleados penitenciarios visitar esos lugares por razones de seguridad y protección personal.

El escándalo se suma a una serie de incidentes bajo su mandato, incluidos casos de relaciones ilegales entre guardias y presos, como el de la oficial Charlotte Winstanley, quien enfrenta hasta 10 años de cárcel por un romance con un convicto.

Observadores señalan que estos episodios reflejan problemas sistémicos de gestión y supervisión en el sistema penitenciario del país.

Las autoridades no han hecho declaraciones públicas más allá de confirmar la finalización del proceso disciplinario.

El despido de Kellett, quien antes dirigió otras tres prisiones, busca enviar un mensaje de cero tolerancia a conductas que puedan comprometer la integridad y el control dentro de las cárceles británicas.

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