Se hizo un intento de tomar posesión del edificio, pero nadie les abrió la puerta a los funcionarios, declaró la portavoz del ayuntamiento, Izabela Kozicka-Prus, quien confirmó la presencia de personal en la sede diplomática.

La tensión se produce después de que Polonia ordenara el cierre del último consulado ruso activo en el país, en Gdansk, el 22 de diciembre.

Por su parte, las autoridades de Moscú sostienen que el inmueble es propiedad de la Federación de Rusia y que permanecerá bajo custodia de su personal administrativo, una postura rechazada por Varsovia, que reclama la propiedad.

Observadores políticos del este de Europa consultados por el medio ven en este acto una muestra de la profundización de la crisis diplomática entre ambos países, utilizada por el gobierno polaco para consolidar una narrativa nacionalista ante su electorado en un contexto de creciente sentimiento antirruso.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia aún no se ha pronunciado oficialmente sobre el intento de toma, pero se espera una firme protesta diplomática en defensa de lo que considera una violación flagrante de las normas internacionales que rigen las relaciones entre Estados.

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