El último ataque ocurrió en San Joaquín este 24 de diciembre, cuando individuos no identificados destrozaron la obra “El vuelo”, de Lautaro Díaz, que rinde homenaje a las 78 personas asesinadas o desaparecidas por el régimen en esa comuna capitalina.
El memorial fue erigido en el mismo lugar donde la policía secreta de Pinochet secuestró a Manuel Recabarren Rojas, sus hijos Luis Emilio y Manuel Guillermo, además de su nuera Nalvia Rosa Mena, quien estaba embarazada en el momento de la detención.
En un comunicado publicado aquí, la Corporación 3 y 4 álamos denunció que esta acción y mensaje de odio se suma a otros registrados en fecha reciente, como el hostigamiento a la Casa de Memoria José Domingo Cañas, a la ex Clínica Santa Lucía y al Sitio Providencia, en Antofagasta.

“Como sobrevivientes de la dictadura y también como ciudadanas y ciudadanos exigimos no sólo respeto por la memoria de las 78 víctimas de San Joaquín, sino además la oportuna investigación policial y la justicia que se nos ha negado por tantos años”, señaló el texto.
Advirtió la organización que “sin memoria no hay justicia y sin justicia no hay paz social”.
El lugar conocido como 3 y 4 álamos fue uno de los centros de detención entre los años 1974 y 1977 y se estima que por allí pasaron más de seis mil prisioneros.
Gracias a la demanda de organizaciones sociales, en 2012 la casa de la administración del recinto fue declarada como Monumento Histórico.
Este fin de semana, en un acto ante la estatua de Salvador Allende, en la Plaza de la Constitución, Karen Cea, de la Red Nacional de Sitios de Memoria, denunció la impunidad reflejada en la vandalización de estos lugares.
Los participantes en el acto también expresaron su preocupación por el triunfo de la extrema derecha en Chile y la ausencia del tema de la protección de los derechos humanos en el programa del presidente electo, José Antonio Kast.
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