Ambos indicadores colocan a los empresarios y al resto de la población en una situación de incertidumbre a las puertas de 2026, pues la volatilidad externa golpea las exportaciones, las inversiones y al turismo, sectores clave para el crecimiento, aseguró el economista Leiner Vargas, citado por Teletica.com.
El principal problema –comentó el experto- no es el monto específico de las tarifas del arancel en sí mismo, sino la ausencia de claridad y la inestabilidad de las reglas del juego provocada por este incremento, aunque la inflación y las tasas se mantienen estables.
La apreciación del colón nacional durante los últimos tres años está sustentada en una menor demanda de dólares para las importaciones y factores estacionales como los ingresos por turismo y los pagos de aguinaldos, combinación de dólar barato y aranceles inestables que genera ganadores y perdedores.
Por un lado –explica Vargas- los importadores y empresas con costos en esa divisa ven una reducción en sus costos de adquisición y producción; y, por el otro, los que producen en colones y venden en mercados externos pierden competitividad, sobre todo en la agricultura, la manufactura y el turismo.
“Los importadores –subrayó el especialista- y los que tienen costos en dólares miran una reducción de su costo, lo cual favorece su competitividad, pero los que producen con costos mayoritariamente en colones tienen un efecto adverso”.
Estados Unidos –recuerda Vargas- sigue siendo el principal destino de las exportaciones costarricenses y el origen de buena parte de las inversiones extranjeras directas, por lo que cualquier alteración en las reglas del comercio tiene repercusiones inmediatas en el país.
El economista costarricense considera que el anuncio por el presidente Donald Trump sobre aumento de aranceles hacia productos ticos, con porcentajes y alcances variables, generan un estrés adicional que impacta incluso más que las tarifas mismas.
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