En la conmemoración, en el Palacio Nacional de la Cultura, sede del Gobierno, el mandatario describió que ese día se puso fin a uno de los capítulos más dolorosos de la historia.
Desde entonces, añadió el jefe de Estado, muchas personas han venido a este mismo patio para depositar una rosa blanca en estas manos que se alzan al cielo.
Un poderoso gesto ritual –detalló- que nos invita a sanar, a hacer memoria, a no repetir los errores del pasado, y a reconocer que somos capaces de cambiar las cosas cuando dialogamos y pensamos juntos en el país que nos merecemos.
Una ceremonia como esta es propicia para reflexionar sobre lo que significó la guerra (1960-1996) en nuestro territorio, subrayó el abanderado del partido Movimiento Semilla.
Un enfrentamiento de casi cuatro décadas que desató terribles olas de violencia cruel e injustificada, que destruyó tantas vidas y dejó cicatrices tan profundas en miles de familias y comunidades, remarcó el político de 67 años.
No es fácil para una sociedad lidiar con tal trauma, pero el trabajo de muchas personas y colectivos es fundamental para que podamos volver a ver ese pasado con pruebas concretas que nos acerquen a la verdad y a la justicia, enfatizó.
Calificó de importante también reconocer que la sociedad guatemalteca tiene una inmensa capacidad de resiliencia.
Nos falta mucho, muchísimo por hacer, pero aún en los momentos más oscuros hemos podido encontrar la luz que ilumina con optimismo nuestro futuro, admitió Arévalo.
El hecho de convivir en paz, de gobernarnos no por medio de la violencia, sino por la discusión de ideas y acceder al gobierno a través de elecciones libres y no por medio de las armas era algo que en aquella Guatemala del terror y la violencia muchos veían como imposible, señaló.
Sin embargo, acotó, a pesar de todo estamos aquí defendiendo una democracia que puede y debe perfeccionarse construyendo la paz todos los días para que nadie pueda conducirnos de nuevo al silencio y a la violencia de Estado.
El presidente honró la memoria de todas las víctimas del conflicto armado interno y resaltó a la Fundación de Antropología Forense por su riguroso trabajo para establecer la verdad y por sus aportes a la búsqueda de justicia.
Instó a aprender del pasado y aspirar a un país más justo y más feliz. “Asumamos con valentía la responsabilidad de conducir a la nación en paz hacia el bienestar”, aseveró.
El mandatario recordó además que el 2026 será crucial, “en el que se definirá el futuro de algunas de las instituciones clave para nuestra democracia y debemos enfrentarlo con la plena certeza de que ese futuro está en nuestras manos”.
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