De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, si bien los resultados acumulados evidencian los esfuerzos sostenidos de articulación institucional y gestión territorial orientados a la contención de la deforestación, el comportamiento del fenómeno exige mantener y reforzar las acciones en los periodos y territorios de mayor presión.
Reveló que durante el tercer trimestre de 2025 (julio–septiembre), el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales identificó la incidencia de la transición entre el cierre de la época de mayores lluvias y el inicio de la temporada seca, un periodo en el que se intensifican las presiones sobre el bosque.
En este contexto, se identificaron cuatro Núcleos de Detección Temprana de Deforestación, localizados en el arco noroccidental de la Amazonía colombiana, en zonas de Guaviare, Meta, Putumayo y Caquetá.
En ese último territorio está, por ejemplo, el área de Cuemaní, en el municipio del Chairá, que, de acuerdo con la cartera ministerial, es el núcleo que reviste mayor preocupación debido a los riesgos asociados a la praderización para acaparamiento de tierras, expansión de ganadería extensiva no sostenible y aumento de infraestructura vial no planificada.
Otro caso que merece atención es Yaguará II, en el municipio de Calamar, en Guaviare.
Allí existen alertas en torno al Resguardo Indígena Llanos del Yarí-Yaguará II y sectores del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, con dinámicas de colonización inducidas por vías ilegales y ampliación de pasturas.
Remarcó entonces el Ministerio que, pese a la reducción de la deforestación en el bioma amazónico, el monitoreo evidencia que persisten las principales presiones que históricamente han impulsado el fenómeno.
Estas causas están fundamentalmente asociadas a procesos de praderización para el acaparamiento de tierras, la ganadería extensiva no sostenible y el aumento de la infraestructura de transporte no planificada.
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