A lo largo del año, la agenda cultural combinó manifestaciones tradicionales y propuestas contemporáneas, con una amplia participación ciudadana tanto en la capital como en el interior del país istmeño.

Organizado por la Fundación Danilo Pérez, uno de los eventos más relevantes fue el Panamá Jazz Festival, que en enero celebró su vigésima segunda edición, reuniendo a reconocidos músicos nacionales e internacionales y reafirmando su papel como plataforma de formación y encuentro cultural en América Latina.

En el ámbito de las artes visuales, la capital de la nación centroamericana se incorporó al circuito internacional con la realización de la Pinta Panamá Semana del Arte, que reunió exposiciones, recorridos urbanos y actividades académicas, destacando la producción artística contemporánea local y regional.

Las tradiciones folklóricas mantuvieron un lugar central durante 2025, entre ellas sobresalieron el Festival Nacional de la Pollera, en Las Tablas; y el Festival Nacional de la Mejorana, en Guararé, que convocaron a miles de visitantes, resaltando el valor del vestuario típico, la música y las expresiones campesinas como elementos fundamentales de la cultura panameña.

En la provincia de Colón, el Festival de Diablos y Congos de Portobelo reafirmó la vigencia de las tradiciones afrodescendientes, reconocidas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, mediante danzas, representaciones y rituales que evocan la memoria histórica de resistencia.

El patrimonio histórico también fue protagonista con actividades culturales en el sitio arqueológico de Panamá Viejo, que integraron música, gastronomía y expresiones artísticas para promover el conocimiento y la apropiación social de este espacio.

Desde el sector institucional, el Ministerio de Cultura impulsó encuentros nacionales y avanzó en la formulación del Plan Nacional de Culturas 2025–2032, con la participación de artistas, gestores culturales y representantes de pueblos originarios, orientado a fortalecer las políticas culturales a mediano y largo plazo.

La proyección internacional de Panamá se vio reforzada con la celebración de eventos musicales y espectáculos de alcance regional, así como actividades académicas y artísticas vinculadas a universidades y centros culturales.

El año concluyó con una variada programación de fin de año que incluyó conciertos, teatro y expresiones tradicionales, consolidando a la cultura como un eje clave del desarrollo social y de la imagen internacional del país.

Otro de los logros este 2025 es que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) inscribió las técnicas de construcción de las casas de quincha y la junta de embarre en su Lista de Salvaguardia Urgente.

De acuerdo con una nota de ese organismo, se trata de una decisión que reconoce el valor climático de esta arquitectura ancestral pero alerta sobre su inminente desaparición debido a la escasez de materias primas.

A juicio de expertos, es la primera vez que la nación canalera inscribe un elemento directamente en la categoría de riesgo, una maniobra que busca activar fondos y asesoría técnica para rescatar una arquitectura vernácula amenazada por la industrialización y los cambios demográficos.

La quincha es un sistema constructivo ancestral adaptado al trópico seco. La técnica consiste en levantar un armazón de madera y caña amarga que posteriormente se rellena con una mezcla de barro, paja seca y agua. Este diseño ofrece una alta resistencia térmica, manteniendo el interior fresco ante las temperaturas extremas.

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