Durante un encuentro con la prensa, tras una reunión del consejo de ministros de Relaciones Exteriores de la UE en Luxemburgo, Szijjártó señaló que ya comienzan a pasarse todas las franjas rojas, en alusión a temas delicados y de tensión.
Uno de los pasos en ese sentido es la decisión del bloque comunitario de emplear los activos rusos congelados en bancos occidentales, sin el respaldo para ello de Hungría, comentó el diplomático.
El canciller magiar se refería así a la decisión de la UE de utilizar mil 400 millones de euros de los dividendos que generan las cuentas por unos 300 mil millones de dólares que en total están retenidos en instituciones financieras de Occidente, sobre todo belgas.
La mencionada suma sería destinada el rearme de Ucrania, pese a las advertencias de Rusia de que ello solo prolongaría el conflicto armado.
El 24 de febrero de 2022, el presidente Vladimir Putin ordenó una operación bélica para proteger a la población de la sublevada región de Donbás, que denunció ocho años de genocidio de Kiev, así como para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania.
Desde entonces, esa república exsoviética recibió de Occidente más de 165 mil millones de dólares en armamentos, incluidos, misiles, obuses, tanques y otros vehículos blindados e incluso aviones de combates de fabricación soviética.
Hungría se opone a destinar dinero de la UE para financiar la compra y envío de armamentos a Ucrania y considera necesario buscar vías para una solución pacífica de la confrontación. Medios de prensa locales comentaron que las decisiones del bloque comunitario se toman por consenso, aunque la actual dirección de ese órgano regional, enfrascada en una política antirrusa, introduce mecanismos excepcionales como eludir el consenso en el tema ucraniano.
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