El M23 intentó extender su ofensiva sobre zonas estratégicas de Kivu Sur, en particular el yacimiento minero de Kabingo, pero el Ejército y sus aliados respondieron y lograron recuperar las crestas de Bitagata y Kamakale, en el territorio de Kalehe; así como Ruziratanka, Kamatale, Bigatala y Kabingo.

Los rebeldes mantienen varias comunidades y enclaves estratégicos en su poder, y desde finales de diciembre han arreciado los ataques en el territorio de Lubero y en el de Masisi, en la provincia de Kivu Norte, violando el alto al fuego pactado entre la RDC y Ruanda, vigente desde el 4 de agosto.

Este sábado se realizó en la ciudad capital de esa provincia, Goma, una reunión sobre la estabilidad y la seguridad, supervisada por el gobernador y el coordinador del Mecanismo Conjunto de Verificación Reforzada (MCV-R), el general angoleño Zao Lourenço.

El oficial señaló que el MCV-R comprueba las alegaciones de todas las partes en conflicto sobre la violación del alto el fuego, con el objetivo de restablecer la paz y la seguridad, pero también para fomentar la confianza entre las partes beligerantes mediante la observación neutral e imparcial de las zonas de combate.

La reunión estuvo centrada en varios aspectos, entre ellos las ofensivas del M23 en Kivu Norte, donde este grupo armado, con apoyo de Ruanda, “sigue representando una amenaza significativa a pesar de los esfuerzos de negociación y de intervención militar”, apuntó Lourenço, según la Agencia Congoleña de Prensa.

El portavoz del Ejército congoleño, Guillaume Ndjike Kaiko, aseguró recientemente en una declaración a la prensa que la RDC respeta el alto el fuego, pero la población debe tener la seguridad de que cada vez que el M23, apoyado por Kigali, dispara en territorio congoleño, las Fuerzas Armadas tienen derecho a reaccionar.

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