La prensa nacional reportó que Saleh Salama Abu Ghanem, de 23 años, perdió la vida por un disparo en la localidad de Tel Sheva cuando unos desconocidos intentaron robarle el auto.
Según la versión electrónica del diario Yedioth Ahronoth, este año fueron asesinados 39 árabes-israelíes, aunque el portal de Internet Arab48 elevó la cifra a 41.
Este fin de semana, los habitantes de la norteña ciudad de Tamra realizaron una huelga general para protestar contra la inseguridad, luego del asesinado un día antes de Jawad Yassin, de 17 años.
En los últimos dos años más de 200 miembros de esa minoría murieron en acciones violentas en este país levantino.
Hace unos días, en su cuenta en X, el alcalde de la urbe de Lod, Yair Revivo, atacó al Gobierno por la falta de acciones claras para combatir la violencia y a las bandas criminales que azotan a esa comunidad.
“El Estado de Israel decidió implementar el plan del presidente estadounidense, Donald Trump, solo que mejorado: reducir la población de árabes-israelíes”, denunció en forma irónica.
Revivo hizo alusión así a la propuesta de Trump de expulsar a la población palestina de la Franja de Gaza, que provocó duras críticas en Oriente Medio y en el resto del mundo.
En lugar de transferirlos, lo cual es un gran dolor de cabeza, les permitimos que se maten entre ellos, expresó el alcalde.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
Una encuesta realizada en marzo de 2022 reveló que el 94 por ciento de los árabes que viven en Israel sufrieron en alguna ocasión el racismo y la discriminación de la mayoría judía.
Muchos líderes comunitarios culpan a la policía por ignorar y hasta tolerar a poderosas organizaciones criminales.
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