Gran acogida tuvieron las actividades organizadas por la alcaldía de Quito, como el tradicional Desfile de Luces y Colores, que reunió a aproximadamente tres mil 500 personas, y luego un concierto con artistas locales con más de 10 mil asistentes.

Durante el recorrido por algunas de las principales avenidas de la ciudad, carros alegóricos, comparsas, grupos de danza, músicos y bailarines animaron a los espectadores con sus presentaciones que exaltan la riqueza cultural y artística de la ciudad y la tradición carnavalesca.

A pesar de la lluvia de estos días, que ha dejado más de 73 mil afectados a nivel nacional, parques y espacios públicos permanecen llenos de personas que “juegan” el carnaval con agua, espuma, harina, tintes de anilina, y hasta huevos, una forma muy particular de carnavalear en estas tierras andinas.

Algunos aseguran que el uso del agua tiene un origen religioso y viene desde la época colonial, cuando los feligreses se empapaban como símbolo de limpieza o purificación ante la entrada de la cuaresma, que da paso a la Semana Santa.

Si bien el “juego” del carnaval predomina en zonas de la sierra ecuatoriana principalmente, en ciudades como Ambato o Guaranda también tienen lugar desfiles coloridos.

En Ecuador, el carnaval es una celebración que recoge el sincretismo cultural, pues pueblos indígenas de los Andes dan gracias en estos días a la Pachamama (madre tierra, en quichua) por el inicio de las cosechas.

Por otro lado, están quienes aprovechan estas fechas, el feriado más largo del año, para ir a playas, conocer nuevos lugares turísticos o simplemente descansar.

Aunque la situación económica ha sido desafiante por la crisis de seguridad y los apagones de finales de 2024, los comerciantes y el sector turístico apuestan al carnaval como un momento para la reactivación.

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