Las mujeres representan 42 por ciento de la población de esta nación sudamericana, pero su acceso al mercado laboral es limitado, de hecho, menos de la mitad tiene un empleo y muchas trabajan en la informalidad, sin estabilidad ni derechos.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) señalan que solo 49,6 por ciento de las mujeres en edad de trabajar tienen un empleo, frente al 76,3 por ciento de los hombres.

Además, la brecha salarial es una realidad, ya que como promedio ganan un 20 por ciento menos que los hombres a pesar de las distintas leyes que buscan la igualdad de ingresos.

En educación, el acceso ha mejorado, sin embargo, solo 13 de cada 100 ecuatorianas logra llegar a la universidad, mientras que en las zonas rurales la pobreza y la falta de infraestructura limitan mucho más sus oportunidades.

El embarazo adolescente y la falta de acceso a servicios de salud reproductiva y planificación familiar son problemáticas latentes y cada día 105 niñas de 15 a 19 años dan a luz en el país, muchas de ellas víctimas de violencia sexual.

Otro problema urgente es precisamente la violencia de género.

Seis de cada 10 mujeres sufrieron algún tipo de agresión, y en 2024 se registraron más de 270 femicidios, de acuerdo con un informe de la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo (Aldea).

Muchas víctimas no denuncian por miedo o por desconfianza en el sistema judicial.

Este 8 de marzo, para los colectivos feministas más que un día de celebración es una fecha de resistencia, un recordatorio de que la lucha por la igualdad es constante y de que aún queda mucho por hacer.

La candidata presidencial Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana, se pronunció en sus redes sociales a propósito de la jornada y expresó. “Estamos juntas y nadie nos va a detener. Sigamos luchando por nuestros derechos y nuestro futuro”.

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