Durante un acto por el Día Nacional del Veterano y los Caídos en la guerra de 1982 por ese territorio, el mandatario afirmó: “Anhelamos que los malvinenses decidan algún día votarnos con los pies a nosotros. Por eso buscamos ser una potencia, a punto tal que ellos prefieran ser argentinos, que no haga falta usar la disuasión o el convencimiento para lograrlo”.
Dicha declaración fue fuertemente cuestionada por analistas, políticos y medios locales de prensa por considerarla una violación de los principios nacionales y lo establecido por la Constitución.
Es una aberración diplomática porque aquí lo que está en juego es el principio de la integridad territorial y no el derecho a la autodeterminación de una población implantada violentamente por una potencia colonial como Reino Unido, apuntó el politólogo Atilio Borón.
En una entrevista concedida a la emisora radial AM 750, Castro indicó que, por primera vez en 192 años, un jefe de Estado argentino se adhiere explícitamente a la postura y los planteamientos británicos.
“Es una comunidad implantada y un territorio férreamente controlado. Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, con una muy buena y articulada política exterior, la cuestión Malvinas dejó de ser una causa nacional para convertirse en una regional y global, de todos los pueblos que le dicen No al colonialismo en el siglo XXI”, aseveró.
Por su parte, la Confederación Nacional de Combatientes de Malvinas presentó una denuncia penal contra Milei por «violación de los deberes de funcionario público, abuso de autoridad y traición a la Patria”.
“Dio un discurso fijando una posición política históricamente contraria a la que mantiene la República Argentina a lo largo de los años y contraria a nuestra propia Constitución”, señala el texto firmado por el presidente de la Confederación, Ramón Robles, e ingresado en el Juzgado Federal 2.
lam/gas





