Al inicio de la audiencia, Castillo, que impugna el juicio por considerarlo politizado en su contra, volvió a negarse al protocolo que establece que todos los acusados deben identificarse con su nombre y número de documento de identificación.
En lugar de ello, pidió hablar durante dos minutos, lo cual negó la directora de debates Norma Carbajal, exigiendo que el exmandatario cumpla primero con el protocolo de identificarse.
Castillo reiteró brevemente su rechazó al proceso legal, que calificó como “juicio express (sumario)”, y los cargos en su contra.
En la audiencia previa, la semana pasada, Carbajal advirtió a Castillo que solo le permitiría hablar sobre temas del proceso y no para que plantee los cuestionamientos que hace al juicio.
De otro lado, la exprimera ministra y exasesora de Castillo, Betssy Chávez, quien sufre carcelería como Castillo, pidió dejar momentáneamente la sala por sentirse enferma de laberintitis y náuseas, lo que confirmó un médico legista.
Chávez reiteró su solicitud de mantenerse durante el juicio en el presidio para exaltos funcionarios, donde se realizan las audiencias y se mantienen Castillo y el exgobernante neoliberal Alejandro Toledo, condenado a 20 años de encierro por corrupción.
Agregó que le afecta el largo trayecto que debe recorrer esposada en un furgón penitenciario, desde la lejana prisión de mujeres.
En la audiencia de este martes declararon varios testigos como el exabogado de Castillo, Benji Espinoza, quien dijo que el exgobernante no puede ser condenado por el cargo de rebelión, porque no se ha alzado en armas colectivamente. También hoy, la Corte Suprema rechazó la apelación del expresidente para que cese su prisión preventiva, la cual cumple desde diciembre de 2022, y que en cambio se le aplique detención preventiva y el “grillete electrónico”, un localizador fijado en una pierna para controlar sus movimientos.
La apelación fue planteada porque una instancia judicial anterior desestimó el pedido de Castillo.
npg/mrs





