El espejismo duró poco, aupado por las posibilidades de negociación con el presidente Donald Trump sobre su cruzada arancelaria, sin embargo, la entrada en vigor este miércoles de tarifas aduaneras impuestas a decenas de países y del 104 por ciento para China vuelven a disparar los temores de los inversores y de una recesión global.

En Francia, el indicador de referencia de la Bolsa de París, CAC 40, abrió a la baja un 2,7 por ciento en sus primeros intercambios, mientras que el DAX de Fráncfort cayó un 2,2 y el FTSE 100 de Londres un 2,4 por ciento.

Preludio del derrumbe bursátil en las plazas del viejo continente, la Bolsa de Tokio cerró hoy con una caída del 3,93 por ciento, con una tendencia parecida en otros escenarios asiáticos, como Sídney, Seúl y Hong Kong.

Si ayer abundaron las expectativas de diálogo y de que Trump cedería en su guerra comercial, estas parecen esfumarse ante una política estadounidense consciente del terremoto que provoca.

La Casa Blanca tendrá que aflojar, coinciden los analistas que atribuyen al mandatario republicano el uso de los aranceles como instrumento de presión, para obligar a negociar a los países de manera individual, en particular a las principales economías del planeta, sean o no aliadas de Washington.

Como objetivo identifican la reducción del enorme déficit comercial de Estados Unidos, la compra de la deuda de la potencia norteña y que no la vendan los que ya la poseen, sobre todo Japón y China.

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